Esta es la onceaba edición de
nuestra revista. Queremos desearles muchos éxitos a los escritores que nos han
enviado sus obras y que todos disfruten de estos textos.
Oficina de edición de la revista 7-12-85
La
Verdadera Fuerza
Daniel
Ospina Borda
Hubo una vez hace mucho
tiempo un hombre trabajador que tenía un pequeño terreno para sembrar que había
heredado de sus padres cerca de una ciudad muy grande y bonita que estaba
rodeada por altísimas murallas de piedra. Que no eran lo suficientemente altas
para ocultar un imponente castillo de torres puntiagudas y banderas de hermosos
colores.
Como era un hombre tan
trabajador en muy pocos años consiguió tener la propiedad más hermosa y fértil
de todo el reino. Pero no todo era tan impresionante tras las murallas de este
reino, pues ocurrió que una gran sequía había dejado a las personas del reino
prácticamente sin que comer .La situación se puso cada vez más sería porque un
toro salvaje atacaba a los granjeros que intentaban trabajar la tierra, ya que
había desarrollado un gran desprecio hacia los seres humanos.
Desesperado el rey
prometió la mano de su hermosa hija en matrimonio a quien tuviera un terreno
fértil y ya sembrado. Esta noticia llego a oídos del hombre trabajador quien
había sido muy afortunado de que el toro no lo hubiera atacado, pero antes de
anunciarse ante el rey como merecedor de la mano de la princesa decidió hacer
un plan para sorprender al toro y acabar con él. Por lo que hizo una estatua de
piedra muy parecida a él y la dejo frente a su terreno en la noche. A la mañana
siguiente el toro vio la estatua y creyendo que era un humano más, corrió lleno
de furia hacia esta dispuesto a embestirla. El golpe que el toro le dio a la
estatua fue tan fuerte que esta se rompió por la mitad dejando al confundido
animal atontado en el suelo, el hombre que había observado todo desde un árbol
cercano salto sobre el animal y empezó a luchar con él. El toro aunque había
sido debilitado por el golpe lucho con gran tenacidad con el humano.
La pelea duro horas y
ninguno de los dos parecía ceder, pero cuando el sol se estaba ocultando el
toro habló, “humano suelta mis cuernos por un momento, estoy débil y no puedo
seguir luchando como me gustaría” dijo el toro, yo también dijo el hombre.
Pasó el tiempo y el
hombre se dio cuenta de que la mitad de su siembra había sido destruida en la
pelea por ello le pregunto al toro: ¿Por qué odias tanto a los humanos?, “hace
tiempo cuando era más joven mi madre y yo salimos a pasear, en eso estaba
cuando vi unas flores grandes y hermosas a lo lejos”. “Emocionado corrí hacia
donde estaban y no me detuve a pesar de que mi madre me gritó para que no me
alejara de ella”. “Cuando hube disfrutado de las fragancias de las flores y
regresé a donde estaba mi mama no la encontré, lo único que encontré fueron las
huellas de unos sucios humanos”. “Desde ese momento juré venganza hacia la
humanidad”.
El hombre,
desconcertado por lo que le contó el toro le pidió perdón en nombre de la
humanidad y le dijo: “Tienes motivos de sobra para estar enojado con los seres
humanos, pero debes entender que el terreno que destruyes con tu ira, se
recupera lentamente, quizás demasiado lento y un día no podrás volver a pastar
por aquí nunca más, negándole también a muchos otros animales su derecho a
vivir aquí tal como lo hicieron los humanos que se llevaron a tu mama”
El toro se sintió
profundamente avergonzado por lo que el hombre dijo, con lágrimas en sus
grandes ojos le dijo al hombre: “Hay algo que pueda hacer para corregir mi
error”. Sí que lo hay dijo el hombre, puedes ayudarme a arar la tierra con tu
gran fuerza y así poder sembrar.
El toro se sintió por
primera vez en muchos años, verdaderamente feliz y libre, pues de buena gana
aceptó el aparato que el hombre había hecho para que pudiera ayudarlo, el cual
el hombre llamaba arado. Trabajaron duramente hasta que el sol se ocultó y a la
mañana siguiente el hombre entró triunfante a la ciudad sobre el lomo del toro,
he invito al rey a ver su terreno. El rey se puso tan contento de que el toro
ya estaba domesticado que le dio a aquel hombre la mano de su hija sin siquiera
pisar el terreno prometido.
El hombre y la princesa
se casaron y hasta donde se sabe vivieron muy felices, siendo visitados por el
toro trabajador que se sentía cada vez más libre a medida que los campos se
reverdecían con hermosura.
A
Mail in the Life
Fernando
Iwasaki
Desde hace unos meses le mando correos electrónicos a mi mujer haciéndole creer que soy otro. Al principio se los tomó a broma, pero poco a poco empezó a entregarse, a fantasear con mis mensajes, a compartir con mi otro yo sus deseos más inconfesables. Le he puesto trampas para saber si sospecha algo y no es así. Ha caído redonda.
No puedo negar que
parece más feliz y hasta me hice de rogar cuando me pidió que la sodomizara,
tal como se lo había recomendado bajo mi personalidad secreta. Pero hasta aquí
hemos llegado porque he decidido escarmentarla.
Voy a suicidarme para
que nos pierda a los dos.
Selva
en la bruma
Luis Felipe Lengua Mendoza
Siendo
mi miedo el motor de mi búsqueda, he de tener como destino inmediato a la
incertidumbre, al miedo, a la desesperación del perder, a lo que yo mismo
renuncie por mi gran ignorancia a mi corazón y mi abuso de la fría he inútil razón.
He
de entregar mi esperanza, a las verdes playas de la gran serpiente de agua
dulce, sin ninguna garantía, sin ninguna condición, obligado a la vigilia
nocturna, a bordo de este pequeño bote, en compañía de otra alma en pena, nos
hacemos bromas, chistes comentarios, intentando no ceder a la soledad que deja
varios años de búsqueda infructuosa.
Recuerdo
tu sombra, tu cuerpo, tu sonrisa y la forma tan incomprensible en la que me
mirabas, y cada una de esos recuerdos me tortura, en venganza por mi fatal
error, si con el sufrimiento se expiaran culpas ya habría de ganar tres cielos,
pero en lugar de eso vivo un constante infierno que solo acabara con tu
regreso, para perdernos para siempre en mi ya no tan triste purgatorio, verde y
frondoso.
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