domingo, 6 de octubre de 2013

Edición: Septiembre del 2013

Esta es la onceaba edición de nuestra revista. Queremos desearles muchos éxitos a los escritores que nos han enviado sus obras y que todos disfruten de estos textos.
Oficina de edición de la revista 7-12-85

 La Verdadera Fuerza
Daniel Ospina Borda

Hubo una vez hace mucho tiempo un hombre trabajador que tenía un pequeño terreno para sembrar que había heredado de sus padres cerca de una ciudad muy grande y bonita que estaba rodeada por altísimas murallas de piedra. Que no eran lo suficientemente altas para ocultar un imponente castillo de torres puntiagudas y banderas de hermosos colores.
Como era un hombre tan trabajador en muy pocos años consiguió tener la propiedad más hermosa y fértil de todo el reino. Pero no todo era tan impresionante tras las murallas de este reino, pues ocurrió que una gran sequía había dejado a las personas del reino prácticamente sin que comer .La situación se puso cada vez más sería porque un toro salvaje atacaba a los granjeros que intentaban trabajar la tierra, ya que había desarrollado un gran desprecio hacia los seres humanos.
Desesperado el rey prometió la mano de su hermosa hija en matrimonio a quien tuviera un terreno fértil y ya sembrado. Esta noticia llego a oídos del hombre trabajador quien había sido muy afortunado de que el toro no lo hubiera atacado, pero antes de anunciarse ante el rey como merecedor de la mano de la princesa decidió hacer un plan para sorprender al toro y acabar con él. Por lo que hizo una estatua de piedra muy parecida a él y la dejo frente a su terreno en la noche. A la mañana siguiente el toro vio la estatua y creyendo que era un humano más, corrió lleno de furia hacia esta dispuesto a embestirla. El golpe que el toro le dio a la estatua fue tan fuerte que esta se rompió por la mitad dejando al confundido animal atontado en el suelo, el hombre que había observado todo desde un árbol cercano salto sobre el animal y empezó a luchar con él. El toro aunque había sido debilitado por el golpe lucho con gran tenacidad con el humano.
La pelea duro horas y ninguno de los dos parecía ceder, pero cuando el sol se estaba ocultando el toro habló, “humano suelta mis cuernos por un momento, estoy débil y no puedo seguir luchando como me gustaría” dijo el toro, yo también dijo el hombre.
Pasó el tiempo y el hombre se dio cuenta de que la mitad de su siembra había sido destruida en la pelea por ello le pregunto al toro: ¿Por qué odias tanto a los humanos?, “hace tiempo cuando era más joven mi madre y yo salimos a pasear, en eso estaba cuando vi unas flores grandes y hermosas a lo lejos”. “Emocionado corrí hacia donde estaban y no me detuve a pesar de que mi madre me gritó para que no me alejara de ella”. “Cuando hube disfrutado de las fragancias de las flores y regresé a donde estaba mi mama no la encontré, lo único que encontré fueron las huellas de unos sucios humanos”. “Desde ese momento juré venganza hacia la humanidad”.
El hombre, desconcertado por lo que le contó el toro le pidió perdón en nombre de la humanidad y le dijo: “Tienes motivos de sobra para estar enojado con los seres humanos, pero debes entender que el terreno que destruyes con tu ira, se recupera lentamente, quizás demasiado lento y un día no podrás volver a pastar por aquí nunca más, negándole también a muchos otros animales su derecho a vivir aquí tal como lo hicieron los humanos que se llevaron a tu mama”
El toro se sintió profundamente avergonzado por lo que el hombre dijo, con lágrimas en sus grandes ojos le dijo al hombre: “Hay algo que pueda hacer para corregir mi error”. Sí que lo hay dijo el hombre, puedes ayudarme a arar la tierra con tu gran fuerza y así poder sembrar.
El toro se sintió por primera vez en muchos años, verdaderamente feliz y libre, pues de buena gana aceptó el aparato que el hombre había hecho para que pudiera ayudarlo, el cual el hombre llamaba arado. Trabajaron duramente hasta que el sol se ocultó y a la mañana siguiente el hombre entró triunfante a la ciudad sobre el lomo del toro, he invito al rey a ver su terreno. El rey se puso tan contento de que el toro ya estaba domesticado que le dio a aquel hombre la mano de su hija sin siquiera pisar el terreno prometido.
El hombre y la princesa se casaron y hasta donde se sabe vivieron muy felices, siendo visitados por el toro trabajador que se sentía cada vez más libre a medida que los campos se reverdecían con hermosura.

A Mail in the Life
Fernando Iwasaki  


Desde hace unos meses le mando correos electrónicos a mi mujer haciéndole creer que soy otro. Al principio se los tomó a broma, pero poco a poco empezó a entregarse, a fantasear con mis mensajes, a compartir con mi otro yo sus deseos más inconfesables. Le he puesto trampas para saber si sospecha algo y no es así. Ha caído redonda.
No puedo negar que parece más feliz y hasta me hice de rogar cuando me pidió que la sodomizara, tal como se lo había recomendado bajo mi personalidad secreta. Pero hasta aquí hemos llegado porque he decidido escarmentarla.
Voy a suicidarme para que nos pierda a los dos.

Selva en la bruma
Luis Felipe Lengua Mendoza

Siendo mi miedo el motor de mi búsqueda, he de tener como destino inmediato a la incertidumbre, al miedo, a la desesperación del perder, a lo que yo mismo renuncie por mi gran ignorancia a mi corazón y mi abuso de la fría he inútil razón.
He de entregar mi esperanza, a las verdes playas de la gran serpiente de agua dulce, sin ninguna garantía, sin ninguna condición, obligado a la vigilia nocturna, a bordo de este pequeño bote, en compañía de otra alma en pena, nos hacemos bromas, chistes comentarios, intentando no ceder a la soledad que deja varios años de búsqueda infructuosa.
Recuerdo tu sombra, tu cuerpo, tu sonrisa y la forma tan incomprensible en la que me mirabas, y cada una de esos recuerdos me tortura, en venganza por mi fatal error, si con el sufrimiento se expiaran culpas ya habría de ganar tres cielos, pero en lugar de eso vivo un constante infierno que solo acabara con tu regreso, para perdernos para siempre en mi ya no tan triste purgatorio, verde y frondoso.